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miércoles, 3 de julio de 2013

Cosas por las que volver una y otra vez a Lisboa

Mientras estuve viviendo en Lisboa siempre fantaseaba con mi amiga L. sobre vivir en un bonito edificio con fachada de azulejos azules. 12 años después, por fin nos hemos permitido este lujo, aunque sólo haya sido durante 4 días.
Como diría M.A., ha sido un viaje de amigotas. Como las tres habíamos estado ya allí varias veces hemos dejado de lado las visitas turísticas (ni siquiera hemos ido a comer pasteles a Belém...) y nos hemos dedicado a pasear tranquilamente por la ciudad, comprobando los últimos cambios, conociendo nuevos cafés y restaurantes, o curioseando los siempre abarrotados escaparates de las pastelarias...
Un par de días de playa...
Y mucho relax. Visitando algunas de las tiendas de las que tanto habíamos oído hablar:
Y comprobando allí que, además de latas, los portugueses editan unos libros preciosos:
También fuimos a sentarnos un rato bajo mi sombra favorita de Lisboa...
Y a conocer, a pocos metros de allí, el Mercado Biológico de Príncipe Real, que una vez más me ha hecho preguntarme qué hemos hecho los pobres madrileños para no tener aún uno de éstos:
Había verduras, toda clase de hierbas (¡verdolaga!, o, como ellos dicen, beldroega), fresas y otras frutas (que compramos, lavamos en una fuente y comimos allí mismo):
Amoras (¿no es un nombre precioso?)...
Hinojo (funcho) y apionabo o, como dicen ellos, apio bola:
Patatas de varias clases (qué envidia):
Y cidra (chila), la calabaza con la que se hace cabello de ángel y que yo nunca he visto vender en España. Recuerdo haber comido de pequeña yogures de chila en Portugal, hasta mucho tiempo después no supe qué era:
Como ya dije compramos algunas frutas y yo además traje unas piezas de apionabo para que las probase mi hermana; aunque lo mejor que encontré fue esto, unos deliciosos panecillos de calabaza y anís que me están alegrando los desayunos desde que volví:
Cuando planeábamos el viaje ya previne a mis amigas, diciéndoles que había más de una panadería que quería conocer. Finalmente sólo visitamos una nueva, Tartine (sí, le han copiado el nombre a Chad Robertson, es un poco pretencioso de su parte); el aspecto de boutique, los elevadísimos precios y la desmesurada antipatía de algunas de sus dependientas no ayudaron mucho a crear una buena impresión, pero a cambio he de reconocer que el pan que nosotros probamos estaba muy, muy bueno y que el desayuno allí resultó muy agradable. A la vuelta pasamos de nuevo y me traje una baguette con semillas de amapola, la que más nos gustó.
Así que después de mi llegada he tenido en casa este bonito bodegón (ay, qué poco ha durado..):
Hubo muchas más comidas, cafés, tiendas, paseos, helados y pasteles... que no fotografié, pero sí quería hablar de la impresión con la que volví, sobre la enorme cantidad de nuevos sitios, tiendas, restaurantes... que encuentro cada vez que vuelvo a Lisboa. Lamentablemente, muchos sustituyen a otros que cerraron poco después de conocerlos yo... en esto me recuerda a lo que pasa en mi barrio de Madrid. 
Aunque algunos están orientados al turista y se inspiran en modelos extranjeros, muchos otros de estos locales son lugares especiales, posibles sólo allí, y ponen de manifiesto el valor que los portugueses reconocen a sus propios productos y cómo en tiempos tan difíciles - nuestra visita coincidió con la huelga general - ellos están respondiendo con un gran derroche de creatividad y con  voluntad de afianzar su identidad y de valorar todo lo bueno que tienen. Ya sé que mi opinión no es objetiva, pero desde luego a mí me pareció inspirador, y como siempre me fui con la promesa de volver muy pronto, y con ganas de animar a lo que aún no hayan ido.

5 comentarios:

  1. que bien!!!...preciosas imagenes...que ganas de vacaciones y de poder hacer una escapadita...besos

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  2. A nosotros también nos pilló el día de la huelga general en Portugal, pero 300 y pico km. más al norte (Esposende, Guimaraes, Amarante .....) Esta vez tocaba algo que no fuera Lisboa y zona, y sorpresón que nos hemos llevado con la zona norte. Una semanita, pero corta a todas luces.
    No fotografiamos nada, y creo que tendremos que volver para hacerlas ;)
    Nos encanta Portugal y sus gentes.

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  3. Ay Lisboa es mi asignatura pendiente, nunca he estado. Y leyéndote dan ganas de irse corriendo para allá!!!
    Sobre los mercados, tienes toda la razón, no sé qué pasa en España que no valoramos lo que tenemos. Espero que eso cambie pronto, aunque ya hemos perdido mucho tiempo.

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  4. ¡Hola!

    Núria, muchas gracias. Sí, han pasado unos pocos días y a mí también me dan más ganas de viaje las fotos, ya me quedan muy lejos, jeje...

    Juantxo, todo eso lo tengo yo pendiente, al final siempre vamos a lo que nos queda cerca... pero algún día, pronto, haré ese viaje por la parte más desconocida. Me alegra saber que compartimos este amor por Portugal :)

    Ajonjolí, ¡ya estás tardando! Yo no soy objetiva en esto, de hecho algunos amigos míos vuelven un poco desencantados de allí por lo triste y decadente que les resulta (impresionan mucho la cantidad de edificios abandonados, por ejemplo), pero a mí incluso con todo eso me parece una ciudad maravillosa, casi mágica. Eso sí, mejor en otra fecha cuando no hay tantos turistas ni hace tanto calor (haciendo caso al tópico, abril es el mes perfecto) pero yo vuelvo en cuanto tengo ocasión. Ya me contarás si te animas :)
    En cuanto a lo de los mercados, es una triste realidad la nuestra: en Badajoz, con el tamaño que tiene la ciudad, no hay ni mercado de abastos, casi todo son ya grandes superficies, una pena. Pero por eso, hay que crear esa demanda, y hablar de ello, hasta que se recuperen. Yo soy tímidamente optimista.

    Besos

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  5. He llegado a tu blog a través de un enlace de Mercado Calabajío, desde entonces no paro de pasear por tus publicaciones y leerte. Me encanta.
    Nosotros viajaremos por primera vez a Portugal este agosto, con lo que tus entradas sobre gastronomía y, en general, sobre el país vecino me están abriendo aún más la boca.

    Gracias.

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