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viernes, 3 de septiembre de 2010

De panes y otras comidas en Cataluña

A estas alturas decir que Cataluña es preciosa y que se come de lujo es una obviedad. A pesar de ello, y aunque yo iba sabiéndolo (no es la primera ni la segunda vez que voy) me volvieron a sorprender las cosas que vi y probé por allá. Esta vez fue un viaje cortito entre Girona y Barcelona, visitando a amigos; cómo no, además de visitar la ciudad, ver exposiciones etc. me propuse visitar algunas de las tiendas y panaderías de las que había oido hablar (menos mal que mi mozo es comprensivo y ya no se extraña ante estos planes "panaderiles"...). Os dejo algunas recomendaciones.
En Girona estuvimos muy poco tiempo, menos del que nos hubiera gustado, pero aun así encontramos dos sitios estupendos para comer: por la noche cenamos en un sitio precioso, el Café Le Bistrot, donde entre otras cosas sirven una especie de pizzas sobre pan payés, generosas y muy ricas (como muestra, algunas de las que pedimos nosotros: queso y jamón con higos, de butifarra de perol...). Al día siguiente comimos en el pequeño restaurante Vintages; nos llamó la atención el precioso "escaparate", decidimos entrar y acertamos: peus de porc (manitas) rellenas, hamburguesa de ternera irlandesa con salsa de cerveza negra y mostaza a la antigua, tarta Tatin de manzana y un vinito francés... Mmmmm! No quiero olvidarme del sitio donde dormimos ese día, el B&B Girona, un sitio precioso en pleno centro, en el que su dueño, Joan, nos dejó un desayuno estupendo.
Os dejo una foto de la panadería que visitamos en Girona, La Antiga Casa Bellsola; no me dio tiempo a preguntarles nada sobre los diferentes panes que tenían ni su forma de fabricarlos, pero desde luego me dio una envidia loca comprobar que tanto en Girona como en Barcelona las panaderías "normales" son todas estupendas, con toda esa variedad tan bien expuesta, y que hay una en cada esquina. Aquí apenas compré una barra rústica, muy tostadita (esas oscuras de arriba) para una cena que teníamos esa noche. En cuanto me descuidé mi amigo Q., catalán, la había entomatado entera, así que no pude probarla a secas, pero desde luego estaba bien rica. El viaje siguió en Barcelona. Paseando por Gràcia encontramos, por casualidad, la nueva tienda de BarcelonaReykjavic , de la que tanto había leido. La verdad es que el sitio es precioso, y los panes tenían una pinta estupenda (además, venden pan al peso, que es una idea estupenda). Como acabábamos de comer sólo probé el pan que daban a probar, uno de espelta, que estaba muy rico, y compramos además un muffin de chocolate y un pequeño brioche con pepitas de chocolate. Ahí llegó el susto, porque las dos cosas nos costaron... ¡casi 4 euros! En fin, que para un capricho de un día vale, pero para todos los días es mucha tela, me temo. Mucho mejor me pareció Baluard, en la Barceloneta, donde compré los panes de la foto de arriba (de aceite, y de trigo y centeno). Me encantaron, sobre todo porque es una de las pocas veces que encuentro un pan tan ácido en una panadería, con un sabor tan de casa. Fue una pena que no me dejaran hacer fotos... Por último, aunque creo que esto ya lo conoce mucha gente, fui a comprar harinas y otras cosas a Renobell, en el Born; para los aficionados a la cocina y a la panadería, un sitio donde se puede pasar una tarde curioseando. Por favor, ¡que abran una en Madrid!

martes, 10 de agosto de 2010

Ensalada de arroz basmati con vinagreta de soja

Sí, ya sé... últimamente el blog anda vegetariano y oriental, pero con este calor sólo se pueden preparar ensaladas y poco más, y de alguna manera hay que variar...
Esta ensalada no lleva muchos ingredientes (se pueden cambiar o poner más); el truco es escogerlos de manera que haya contraste de sabor y textura; puede ser una guarnición o un primer plato. En mi caso, he puesto (para 2 raciones):
-2 tazones de arroz basmati o similar, ya cocido y frío -1 zanahoria grande -1 pimiento italiano -pasas -piñones -aceite de oliva, vinagre (dulce), salsa de soja
Es tan sencillo como mezclar todos los ingredientes, con las verduras picadas muy finas. La vinagreta se prepara mezclando aparte el aceite con unas gotas de vinagre (poco) y salsa de soja (también poco, es muy sabrosa). Como la salsa de soja es salada hay que poner poca sal.
Pese a los pocos ingredientes que lleva, está muy rica y sabrosa gracias a la vinagreta y porque se nota la diferencia entre el crujiente de la zanahoria y el pimiento con las pasas y el arroz, y también entre sabores dulces y salados. Se pueden poner muchas más verduras, crudas o cocinadas, e incluso frutas (mango, naranja...).

sábado, 7 de agosto de 2010

Crema fría de guisantes y miso

Una receta muy rica de reciclaje, una sopa fría para aprovechar los restos de la nevera antes de las vacaciones:
Está hecha con: (ingredientes para 2 personas, aproximadamente): -2 patatas medianas -2 tazas de guisantes congelados -1 puerro, o 1/2 cebolla -2 cucharadas de miso blanco -caldo de verduras o agua (2 vasos grandes, más o menos) -aceite de oliva
Se rehogan en una pizca de aceite la cebolla y la patata, picadas. Se añade agua o caldo hasta cubrir holgadamente (sin salar o con muy poca sal, ya que el miso es bastante salado), y 10 o 15 minutos después se añaden los guisantes. Dejamos otros 10 minutos, apartamos del fuego y dejamos enfriar. Cuando está frío añadimos 2 cucharadas de miso y batimos bien. Si hace falta se pasa por un chino o un pasapurés. Servimos, si queremos con una pizca de cebollino.
No es la primera vez que uso miso en una sopa, pero nunca he hablado de él y ésta es una buena ocasión (tampoco es que yo sea una experta, pero he estado curioseando un poco). El miso es básicamente soja fermentada, a veces con algún cereal (cebada, trigo...), y dependiendo del tipo y duración de la fermentación puede ser blanco (el suave), rojo o negro (el más fuerte). Como tantos alimentos fermentados puede comercializarse con el fermento vivo o bien pasteurizado. No hace falta cocinarlo, por eso se añade al final de la preparación. En Europa lo asociamos sobre todo a la sopa de miso, pero es un condimento que se usa en muchos otros platos. ¡Y está muy rico! En Madrid es fácil encontrarlo, en cualquiera de las tiendas orientales del centro (Plaza de España, los Mostenses, etc.)
Es curioso, pero lo de las pastas fermentadas y/o saladas que se usan como condimento es algo bastante antiguo, y común a varias culturas: hace tiempo leí un libro fantástico sobre gastronomía, Contra los gourmets de Vázquez Montalbán. En él describe un ingrediente muy curioso de la cocina romana, el garum, una pasta de pescado salada y fermentada, a veces aderezada con hierbas o especias (creo recordar que encontraba alguna relación de esto y la salsa de ostras china, por ejemplo). La descripción del modo de preparación no tiene desperdicio, y cuesta pensar que fuera algo tan apreciado, pero por lo visto era un ingrediente esencial en muchos platos.
También me recuerda un poco a otro ingrediente realmente curioso, el extracto de levadura (Marmite, en UK, o Vegemite, en Australia), un producto derivado de la levadura de cerveza que los británicos, y sobre todo los australianos, adoran, aunque yo lo probé una vez y prometí no volver a hacerlo: es una pasta oscura, densa, amarga y muy salada, que sólo puede apreciar quien lo haya tomado desde pequeño. Sin embargo, y según dice un libro que me gusta mucho, la Pequeña enciclopedia de la cocina vegetariana (El Pais-Aguilar, 1991) es un alimento casi perfecto, con todas las vitaminas del mundo. En fin, un mundo por explorar, dejo aquí mi granito de arena.
PD. La foto del miso es de Wikipedia.

jueves, 29 de julio de 2010

Un tomate (EL tomate)

Nada más, pero nada menos: este fin de semana pasado estuve en Badajoz, fui al campo y, como el año pasado, traje fruta (algunas cogidas del árbol por la menda) y un tomate:
Es uno de esos tomates que, seguramente, no hubiéramos escogido en el mercado: deforme, desproporcionadamente grande y lleno de marcas; pero también uno de esos tomates que se recuerdan (al menos, en mi caso) de la infancia, con unas rodajas irregulares llenas de recovecos. Y muy, muy rico.
Mi hermana y yo hablamos mucho de eso. También la gente suele quejarse de que la fruta no sepa ya como antes, sobre todo los tomates y las fresas. No quiero escribir un largo discurso sobre cómo se recoge, se elige y se vende la fruta (ya he hablado alguna vez de ello) pero sí animo a quien lea esto a no comprar la fruta por tener un gran tamaño o una apariencia perfecta (a veces la más rica es la pequeña o la que tiene manchas) y sí a fijarse en la procedencia, o que sea de temporada.
Bueno, la perfecta ensalada de verano. tomate, aceite, sal y una pizca de orégano. y ya. Felices vacaciones, a quienes las cojan esta semana!

martes, 20 de julio de 2010

Ensalada de verduras con vinagreta de frutos secos

Lo que ahora apetece en realidad es comer cosas crudas, pero para escapar un poco de la lechuga y el tomate... una verduras aliñadas.
Sólo hay que coger las verduras que más nos gusten, pueden ser congeladas (en mi caso, guisantes, zanahorias y brécol en ramitas pequeñas) prepararlas al vapor o hervirlas lo mínimo (10 min.) y refrescarlas con agua bien fría para parar la cocción y que conserven el color brillante. Se sirven frías o del tiempo, con huevo cocido, y se aliñan con una vinagreta de un buen aceite de oliva, una pizca de vinagre, sal, pimienta y frutos secos picados (almendras, piñones o avellanas, por ejemplo). Para variar un poco la receta, se pueden añadir unas lascas de jamón, o si nos gusta el sabor dulce añadir un poco de miel a la vinagreta.