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lunes, 23 de noviembre de 2009

Comiendo y bebiendo en la Rioja y Navarra

Hoy no tengo receta propia que publicar, pero ha sido por una buena causa: un precioso (y cortísimo) viaje por la Rioja y el sur de Navarra. El motivo principal, visitar un par de bodegas. El otro, y no menos importante, éste:
Arriba, cardos con setas y manitas de cerdo, y pichón con salsa de melaza y vino. Abajo, morcilla de Burgos con huevos, y mazapanes caseros. Todo espectacular, casi todo probado en el restaurante Borgia, en Viana (Navarra), excepto la morcilla, que tomamos ya de vuelta en una parada técnico-gastronómica en el Landa (Burgos).
Nos quedamos en la casa conocida como la Púrpura de San Julián, en Sojuela (la Rioja); la casa, estupenda, está cerca de Logroño y de muchas cosas que ver por allí, pero además sus dueños nos atendieron estupendamente, nos dieron muchas recomendaciones y nos prepararon unos desayunos de los que hacen llorar.
Desde allí salimos a hacer las visitas a dos bodegas, ambas de reciente creación y situadas en Navarra. Fue sorprendente descubrir lo diferentes que pueden ser los planteamientos de cada una, la forma de llevar la bodega o de elaborar el vino, y al mismo tiempo comprobar que sus creadores compartían entusiasmo, interés por la innovación de diversos modos, y ganas de hacer algo diferente y de calidad. Para una aficionada novata como yo, resultó una visita maravillosa.
La primera, Tandem, es una bodega creada por una enóloga y un empresario en asociación con un viticultor. Lo primero que sorprende es el edificio, potente, limpio y lleno de luz, y como muestra fijaos en la sala de cata (foto de en medio), totalmente abierta a las vistas del entorno. Producen varios vinos tintos y uno rosado, cada uno de ellos resultado de un proceso diferente. Nosotros nos llevamos, entre otras, varias botellas de Mácula. De la visita, nos encantó todo lo que nos contó Alicia, la enóloga, tanto del edificio como de la producción del vino, e incluso detalles sobre la fabricación de las barricas y de cómo afecta al producto final.
La otra, Pago de Larrainzar, está situada junto al monasterio de Irache, y aunque es de reciente creación, está dentro de una preciosa finca que pertenece desde hace generaciones a la familia de su fundador, quien ha recuperado la perdida tradición vinícola familiar. La visita incluyó, además de la cata, un recorrido por el viñedo y parte del lugar, realmente espectacular, en el que nos contaron muchas cosas sobre el cultivo de la vid, las variedades, los diferentes sistemas de plantación, etc. y también sobre la historia de la finca. Lo realmente bonito fue poder verla y disfrutarla: las viñas, el jardín... e incluso probar las uvas que aun quedaban en algunas de ellas, dulces y ya casi pasas.
Bueno, no todo fue beber y comer... también hubo algo de cultura y reposo. y para muestra, algunas foticos de cosas que visitamos (casco antiguo de Viana, la naturaleza de la zona, los abigarrados árboles podados del norte - ¡que para una sureña como yo son toda una rareza! - y relieve de una tumba en Irache).
Nos dejamos muchas cosas por ver, pero así quedan para la próxima...

P.D.: Por cierto, para los que se animen a hacer visitas a bodegas, un consejo: id bien desayunados, porque pueden prolongarse mucho, y entre el vinito y el estómago vacío acaba una fatal...

3 comentarios:

  1. Para mi gusto los vinos de La Rioja son los mejores, que buen viaje!
    Un beso.

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  2. Hola Kako! La verdad es que los vinos de los que hablo son de navarra, pero también cayeron en el viaje algunos de la Rioja y, sí, están muy buenos. El viaje fue estupendo.

    B*

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  3. Es de las cosa que me gustaría hacer...me apunto lo de ir bien desayunada.
    Y la comida para ponerse las botas no???
    hasta pronto

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