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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Calabaza asada con pesto

Y poco más:
Una receta muy fácil basada en una de Jamie Oliver, de su libro La cocina de Jamie Oliver (uno de los primeros que publicó), aunque en este caso he prescindido del punto picante que él proponía para ponerles un poco de pesto que tenía hecho.
Sólo hay que cortar la calabaza en gajos, limpiarlos de pepitas y hornearlos con una pizca de aceite y sal a 200º entre 30 y 40 minutos, hasta que estén bien tiernos (se comprueba pinchando con un tenedor); se pueden hornear con piel o sin ella, aunque quitársela antes es bastante fastidioso.
Los he servido recién sacados del horno, poniendo por encima unas cucharaditas de pesto. Se puede comer tal cual, como entrante o guarnición, o bien combinarla con pasta, ponerla sobre una pizza con unas nueces o piñones (ñam!) etc. Yo hoy me he preparado unos pinchos con un poco de queso fresco, aplastando un  poco la calabaza con el tenedor, muy rico:
Aprovecho para dejar un pequeño truco para conservar un poco más de tiempo la albahaca, por si os pasa como a mí que siempre compro un manojo entero y acabo tirando la mitad porque se pone fea: si la váis a guardar en la nevera sin cocinar, se lava bien, se SECA bien (yo uso un centrifugador de ensalada y luego dejo secar del todo las hojas sobre un paño) y se guardan dentro de un tupper envueltas en papel de cocina; así se evita que la humedad y el frío directo las oscurezcan. No duran eternamente, pero sí bastante más que si se guardan en una bolsa de plástico.

martes, 22 de noviembre de 2011

Aperritivo rrruso

Ni siquiera sé si los rusos toman el aperitivo, pero como aún no he ido a Rusia (y me encantaría, mis cuentos favoritos de pequeña eran los de Afanásiev) me contento con probar en casa algunos productos de allá.
Éste es parte del botín que me traje hace ya unos días de una visita a varias tiendas rusas (y, en general, de productos del este europeo) que hay en Madrid; no iba buscando nada en especial, aunque había varias cosas que hacía tiempo quería probar. Fue fácil llenar la bolsa pues había de todo: conservas de pescado y de verduras, dulces, semillas, salsas, pepinillos de mil tipos y tamaños, chucrut, especias, embutidos y salchichas, smetana, frutas congeladas, cervezas, vodkas... de Rusia, de Polonia, de Ucrania y de otros sitios.
En la foto salen algunas de las cosas que compré: cerveza Baltika 9 (una lager de ¡8 grados!), unas rebanadas de pan Borodinsky (de centeno con cilantro) untadas de paté de boquerones y unas anchoas secas. Éstas son una de las cosas que más me sorprendieron: ví muchas bolsitas con pequeñas cantidades de pescados secos o salados (anchoas, calamares...) y pensé que serían para cocinar, pero la señora que me atendió me dijo que no, que eran para acompañar a la cerveza y que se tomaban tal cual. Yo he de decir que puedo seguir viviendo sin estas anchoas, a mí me han parecido un poco brutales (me recordaron a un bar muy cutre al que fui alguna vez en mis tiempos mozos, con cada mini de cerveza te ponían otro de pipas con sal... claro, siempre pedías más cerveza...), pero a M.A. le han gustado.

Os dejo las direcciones; sé que hay más tiendas de este tipo en Madrid, yo fui a éstas porque están todas en el centro, cerca de la estación de Atocha. Como ya he contado otras veces en general prefiero comprar cosas de aquí, pero para un capricho y alguna curiosidad de vez en cuando son un tesoro:

-Mist, calle Méndez Álvaro 8-10. Bastante surtida, me llamó la atención la cantidad de embutidos y congelados (pelmeni, etc.). Aquí compré, entre otras cosas, el pan y la smetana.

-Ekstra, calle Rafael de Riego 6. Mucha variedad, sobre todo de pepinillos y conservas de verdura, salsas, cervezas y vodkas.

-Bravo, en Rafael de Riego 19. Venden también artesanía, el surtido de productos de alimentación es menor pero tenían alguna cosa curiosa.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Migas con chocolate amargo

Absténganse todos aquellos que estén cuidando su línea con vistas a los excesos navideños: éste es un desayuno (o merienda, o cena...) extremeño, altamente calórico y adictivo. Si, como yo, no sois capaces de prescindir de estas joyas de la gastronomía, podéis tomarlo en pequeñas raciones, salvo que seáis pastores trashumantes y vayáis a pasar el día al fresco en el monte. 
La verdad es que yo no las preparo casi nunca, así que por un día me lo puedo permitir; y, aunque no soy nutricionista ni nada parecido, estoy segura de que muchos bollos de los que se compran son mucho más calóricos y nocivos. Éstas además son la versión más sencilla, fritas sólo con aceite de oliva y ajo sin añadir ningún producto del cerdo (tocino, panceta...) así que, además de ser menos grasas, son "vegetarianas".
Sé que a algunos les puede parecer un poco salvaje poner ajo en algo que te vas a comer con chocolate... la verdad es que a mí ya me parece de lo más normal, me parece imprescindible el sabor que les deja, sin él sería sólo pan frito; están muy buenas, probad y veréis.
Hay muchas maneras de hacer las migas; yo pongo la que me enseñó mi abuela (ya sabéis, la de las "pizcas" y los "poquitos") ampliado con lo poco que he ido aprendiendo, aunque aún me queda mucho que mejorar. Son migas blancas, sin pimentón, como se hacen en Badajoz. Como es una receta de reciclaje se prepara con el pan que tengas a mano, aunque el pan candeal es muy habitual para hacerlas. En cuanto a las cantidades... es difícil precisar, realmente es una de esas recetas en las que hay que ir cogiéndole el truco a las texturas: a mí las migas me gustan más bien secas, no muy grasientas y que queden algunos trocitos tiernos con otros más tostados y crujientes. Cuestión de práctica.
Como orientación, yo hoy he preparado un plato pequeño, que serviría como desayuno fuerte para una persona o dos pequeñas raciones como la de la primera imagen. He usado:
-1/4 de hogaza de pan candeal (unos 150 gr. aprox), de un par de días antes
-1 o 2 dientes de ajo, según el tamaño y nuestro gusto
-aceite de oliva virgen
-sal, agua
Al pan se le quita la corteza (hay quien la deja) y se van haciendo lascas o rebanadas finas que luego se trocean con las manos (es mejor que queden trocitos irregulares, y no demasiado pequeños porque luego se deshacen más en la sartén). Se remojan ligeramente con agua con una pizca de sal (yo habré usado aproximadamente medio vasito de agua, pero esto es otra cosa que se va aprendiendo con la práctica) y se tapan con un paño húmedo. Se dejan reposar unas horas o toda la noche si son para el desayuno.
Se cubre el fondo de una sartén con aceite de oliva y se fríe un diente de ajo al que habremos dado un golpe, sin dejar que se queme para que no amargue. Cuando el ajo empieza a dorarse ligeramente añadimos las migas y vamos removiendo muy bien hasta que todas cogen un poco del aceite del fondo (si hiciera falta, se añade una pizca más); se baja un poco el fuego y se siguen removiendo, hasta que empiezan a coger color, que las miguitas más pequeñas se empiecen a tostar pero las grandes aún estén un poco tiernas (ir probando).
El chocolate se puede preparar al gusto (con tableta, con cacao en polvo...); yo hoy lo quería más bien amargo y lo he preparado calentando en una taza de leche dos cucharadas de cacao puro, una de azúcar y un poquito de maicena para espesar.
Si no se quieren tomar con chocolate o café se pueden preparar estas mismas migas para acompañar un huevo frito, por ejemplo; si se quieren las migas completas se usarían, además, unas cuantas tiras de pimiento verde y la cantidad deseada de tocino, panceta, chorizo o lo que más nos guste; todo eso se freiría antes que el ajo y las migas para dejar color y sabor en el aceite, donde se haría el pan con el ajo y se juntaría todo al final. Esto está muy rico, pero yo lo dejo para los años bisiestos :)

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sopa de verduras con garbanzos y especias

Dudaba si ponerla porque es una de esas recetas de reciclaje que me voy inventando sobre la marcha, pero está rica así que ahí va: 
Recientemente ha tocado limpieza de nevera y despensa, así que han salido muchas especias e ingredientes de esos que se quedan olvidados en el fondo de los estantes y que ahora me he propuesto usar. La sopa de hoy, como ya he dicho, es una de tantas para aprovechar restos de verduras a punto de echarse a perder, y para "animarla" he rescatado un botecito de cúrcuma que hace mucho que no usaba; la combinación con los garbanzos ha quedado muy rica. Para unas 3 raciones he usado:
-1 puerro pequeño
-1 patata
-2 zanahorias
-1 nabo
-1 ramita pequeña de apio
-1 trozo de calabacín
-1 cuenco de garbanzos cocidos (pueden ser de bote)
-aceite de oliva
-caldo (puede ser el de cocer los garbanzos, si los hacemos en casa) o agua
-pimienta blanca (varias vueltas de molinillo, o al gusto)
-cúrcuma (1/2 cucharadita, o más si nos gusta mucho), o curry en su defecto
-un par de ramas generosas de perejil
Se lavan y pican todas las verduras, en trozos medianos para que no se deshagan demasiado durante la cocción (a mí me pasó); se rehogan las verduras, poniendo primero el puerro y la zanahoria y minutos después después las demás. Se añade caldo o agua con sal hasta cubrir holgadamente y se deja cocer a fuego medio unos 25 minutos; se añaden entonces los garbanzos, las especias y el perejil picado y se deja otros 5 o 10 minutos más. Si queremos el caldo más espeso se pueden triturar algunos trozos de patata.
He puesto estas verduras porque son las que tenía en casa; se puede poner cebolla en vez de puerro o suprimir alguna de las demás si no nos gusta, aunque creo que al menos la zanahoria debe ser un ingrediente fijo porque está muy rica con los garbanzos y las especias. Queda bien, especiada pero no excesiva, a medio camino entre una sopa y un potaje... Con un buen pan y un poco de queso o embutido, plato único.

martes, 15 de noviembre de 2011

Bocadillo de solomillo y guacamole en bagel casero

O la demostración de que un bocadillo puede ser una comida de lujo...
Es la primera vez que preparo bagels en casa y, como se puede ver en la foto, no es una receta difícil (o yo he tenido mucha suerte). Los he hecho porque son la "receta del mes" del Foro del Pan, y porque están muy ricos y parecían fáciles. Hay muchas recetas, la receta seguida es la propuesta en el foro, de J. Hamelman, pero con alguna pequeña variación por mi parte.
Se supone que el colmo de un bagel es que esté relleno con queso fresco y salmón, pero hoy en casa había un resto de solomillo de cerdo así que yo los he rellenado con un guacamole simplón (aguacate, aceite, sal y limón, pero se le puede añadir cebolla, cilantro...), unas tiras del solomillo pasadas por la sartén y un poco de queso crema. Delicioso.
Los bollitos; unos los he cubierto con semillas de amapola, otros con sésamo y otros con escamas de sal. Todos muy buenos. No pongo la receta completa con detalles porque está toda en el link que he puesto antes, aunque comento mis impresiones: como era una prueba, no hice toda la cantidad de masa, cambié las proporciones para hacer 6 bagels y quedó así:
420 gr. harina de fuerza / 240 gr. agua / 2,5 gr. de malta / 2 o 3 gr. de levadura fresca / 7-8 gr. de sal / 1 cucharadita de miel o sirope / semillas o sal para adornar.
Por lo demás seguí las instrucciones más o menos al pié de la letra, salvo por dos detalles: el primero fue que amplié la fermentación en la nevera porque se me hizo tarde (con lo que crecieron un poco de más); la segunda, que al cocerlos no añadí endulzante sino bicarbonato, como recomiendan muchas otras recetas, lo que hace que formen una corteza peculiar. En cuanto al formado, hay muchas maneras de hacerlo, que están explicadas en varios vídeos: yo probé dos (la de estirar un rulo y pegar los bordes, y la de hacer una bola y picharla para hacer un agujero, como una rosquilla) y quedó muuucho mejor la primera, los segundos se desinflaron un poco y no quedaron tan "rollizos".
Como son los primeros y fuera de casa apenas los he probado no sé si se acercan mucho a los "auténticos", pero desde luego están ricos y tienen una textura densa y algo chiclosa, como se supone que deben tener. Ya me estoy relamiendo con el que caerá mañana en el desayuno...

viernes, 4 de noviembre de 2011

Pan con nigella y sésamo

Otro pan plano (aunque muy diferente al anterior) para probar otra de las especias que compré el otro día, la nigella, que en español tiene un nombre precioso: ajenuz. Son las semillitas negras, que tienen un sabor muy bueno, ligeramente punzante pero no excesivo. No soy muy buena comparando sabores y olores, pero M.A. ha dicho que le sabe a comino y un poco a regaliz; yo no acabo de identificarla con ninguna otra especia pero la verdad es que en el pan está muy buena.
Esta receta la pongo entre las "recetas en proceso", porque aunque ha quedado un pan muy bueno, sobre todo por el sabor de las semillas, no es exactamente como el que yo quería hacer. No tenía muy claro qué pan escoger, si un naan indio, o unos bollos... al final decidí hacer una torta, parecida a las tortas de semolina que algunas veces compro en las tiendas árabes de Lavapiés, y tomé como referencia recetas de dos grandes, ésta de Ibán y esta otra de Panis Nostrum, aunque con variaciones. El resultado ha sido un pan delicioso, de miga tierna para pellizcar (aunque no tan aireada como la de los panes que yo había probado, muy ligeros) y muy sabroso por las especias.
Para 2 tortas medianas utilicé:

-200 gr. de harina panificable
-200 gr. de sémola de grano duro, fina
-aproximadamente 270 gr. de agua (depende de la harina)
-3 gr. de levadura fresca
-10 gr. de sal (algo más de una cucharadita)
-1 pizca de aceite de oliva
-opcional: una pizca de azúcar
-1 cucharadita generosa de semillas de nigella (aprox).
-1/2 cucharadita de semillas de sésamo

El día antes antes hice un prefermento con parte de la harina, el agua y la levadura, y lo dejé reposar en la nevera. Pasadas esas horas mezclé todo, reservando parte de las semillas para cubrir el pan, amasé hasta tener una masa lisa y elástica, y la dejé levar en un sitio templado hasta que aumentó de volumen casi hasta doblar. Aplasté ligeramente la masa para desgasificar, formé dos bolas, las aplané hasta formar tortas de aproximadamente 1,5 cm. (a mano, y ayudándome un poco con el rodillo) y las volví a dejar reposar cerca de una hora, tapadas con un trapo. Las pincelé con agua, añadí las semillas reservadas, las pinché y horneé durante unos 15-20 minutos a horno fuerte (unos 240º aprox.).
Las dudas que tuve fueron sobre la harina (me gustaría intentarlo otra vez sólo con sémola, o al menos aumentando la proporción) y, sobre todo, sobre los tiempos de fermentación: el post de Panis Nostrum dice que este tipo de panes sólo tienen una única y breve fermentación, pero a mí me daba miedo que quedaran demasiado densos y lo dejé levar dos veces; puede que aun así me quedara corta al haber puesto tan poca levadura y con el tiempo fresco que está haciedo ya (siento el rollo patatero sobre mis dudas panaderiles, pero es que me quiero acordar la próxima vez que lo intente)...  en fin, que probaré de nuevo hasta que salga como yo quiero, para alegría de mi mozo, que es el que va probando todo esto y haciendo crítica constructiva con los carrillos llenos y mientras se le caen las migas de la boca. :)