Absténganse todos aquellos que estén cuidando su línea con vistas a los excesos navideños: éste es un desayuno (o merienda, o cena...) extremeño, altamente calórico y adictivo. Si, como yo, no sois capaces de prescindir de estas joyas de la gastronomía, podéis tomarlo en pequeñas raciones, salvo que seáis pastores trashumantes y vayáis a pasar el día al fresco en el monte.
La verdad es que yo no las preparo casi nunca, así que por un día me lo puedo permitir; y, aunque no soy nutricionista ni nada parecido, estoy segura de que muchos bollos de los que se compran son mucho más calóricos y nocivos. Éstas además son la versión más sencilla, fritas sólo con aceite de oliva y ajo sin añadir ningún producto del cerdo (tocino, panceta...) así que, además de ser menos grasas, son "vegetarianas".
Sé que a algunos les puede parecer un poco salvaje poner ajo en algo que te vas a comer con chocolate... la verdad es que a mí ya me parece de lo más normal, me parece imprescindible el sabor que les deja, sin él sería sólo pan frito; están muy buenas, probad y veréis.
Hay muchas maneras de hacer las migas; yo pongo la que me enseñó mi abuela (ya sabéis, la de las "pizcas" y los "poquitos") ampliado con lo poco que he ido aprendiendo, aunque aún me queda mucho que mejorar. Son migas blancas, sin pimentón, como se hacen en Badajoz. Como es una receta de reciclaje se prepara con el pan que tengas a mano, aunque el pan candeal es muy habitual para hacerlas. En cuanto a las cantidades... es difícil precisar, realmente es una de esas recetas en las que hay que ir cogiéndole el truco a las texturas: a mí las migas me gustan más bien secas, no muy grasientas y que queden algunos trocitos tiernos con otros más tostados y crujientes. Cuestión de práctica.
Como orientación, yo hoy he preparado un plato pequeño, que serviría como desayuno fuerte para una persona o dos pequeñas raciones como la de la primera imagen. He usado:
-1/4 de hogaza de pan candeal (unos 150 gr. aprox), de un par de días antes
-1 o 2 dientes de ajo, según el tamaño y nuestro gusto
-aceite de oliva virgen
-sal, agua
Al pan se le quita la corteza (hay quien la deja) y se van haciendo lascas o rebanadas finas que luego se trocean con las manos (es mejor que queden trocitos irregulares, y no demasiado pequeños porque luego se deshacen más en la sartén). Se remojan ligeramente con agua con una pizca de sal (yo habré usado aproximadamente medio vasito de agua, pero esto es otra cosa que se va aprendiendo con la práctica) y se tapan con un paño húmedo. Se dejan reposar unas horas o toda la noche si son para el desayuno.
Se cubre el fondo de una sartén con aceite de oliva y se fríe un diente de ajo al que habremos dado un golpe, sin dejar que se queme para que no amargue. Cuando el ajo empieza a dorarse ligeramente añadimos las migas y vamos removiendo muy bien hasta que todas cogen un poco del aceite del fondo (si hiciera falta, se añade una pizca más); se baja un poco el fuego y se siguen removiendo, hasta que empiezan a coger color, que las miguitas más pequeñas se empiecen a tostar pero las grandes aún estén un poco tiernas (ir probando).
El chocolate se puede preparar al gusto (con tableta, con cacao en polvo...); yo hoy lo quería más bien amargo y lo he preparado calentando en una taza de leche dos cucharadas de cacao puro, una de azúcar y un poquito de maicena para espesar.
Si no se quieren tomar con chocolate o café se pueden preparar estas mismas migas para acompañar un huevo frito, por ejemplo; si se quieren las migas completas se usarían, además, unas cuantas tiras de pimiento verde y la cantidad deseada de tocino, panceta, chorizo o lo que más nos guste; todo eso se freiría antes que el ajo y las migas para dejar color y sabor en el aceite, donde se haría el pan con el ajo y se juntaría todo al final. Esto está muy rico, pero yo lo dejo para los años bisiestos :)