Decía el libro de Dan Lepard, Hecho a mano, que éste es un buen pan para las tostadas del desayuno; yo desde luego no voy a discutirlo.
Es una fórmula bastante sencilla de pan de molde, hecho con levadura y leche y añadiendo a la masa una buena cantidad de arroz ya cocido y algo de miel; es perfecto para aprovechar restos de arroz cocido que hayan sobrado, y por eso es una buena receta de reciclaje de las que tanto me gustan a mí.
Como me temía (ya lo avisaba el libro) al llevar tanto arroz queda una masa bastante pegajosa, así que yo he aprovechado para darle trabajo a la amasadora, con la que todavía estoy en proceso de aprendizaje. Si no se tiene amasadora no pasa nada, sólo hay que tener paciencia con los reposos y una buena rasqueta para ir plegando, o añadir un poquito menos de leche. Por lo demás hice la receta tal cual viene en el libro, solo que el segundo levado lo hice en la nevera para alargarlo un poco.
Ha quedado un pan de tostadas estupendo, muy blandito (lo tapé con un paño recién salido del horno para que la corteza quedara así) y muy rico de sabor por la leche, el arroz y la miel.
Las tostadas las hemos estado comiendo últimamente con cabello de ángel, una cosa que no se me hubiera ocurrido nunca; lo compré en Portugal hace poco, allí se vende con normalidad en el supermercado al lado de las mermeladas corrientes, el membrillo (marmelo) y el arrope. Mi idea era reservarlo para hacer un día unas empanadillas dulces o algo así, pero M.A. se adelantó y al final ha quedado para los desayunos. Éste además lleva un poquito de canela y piel de naranja y la verdad es que está muy rico.
Hacer pan en casa necesita a veces bastante tiempo, pero a cambio te da muchas satisfacciones: una de ellas es la de tener desayunos que de otra manera nunca probarías. Éste es uno de ellos, y es una manera estupenda de recibir el frío.