Últimamente he tenido poco tiempo para cocinar. Eso no importa demasiado cuando tienes a tu madre cerca.
Pero ahora mi madre no es sólo mi madre: desde hace algo más de tres meses (los que llevo sin publicar) es también la abuela de J. Y mi abuela ahora es la bisa de J. Pese a que se llevan 100 años de diferencia, parece que las dos se llevan bien:
Mi abuela enseñó a cocinar a mi madre y ellas dos nos enseñaron (y nos siguen enseñando) a mi hermana y a mí. En unos años espero que a J. le guste asomarse a los pucheros y aprenda a hacer la tortilla, las albóndigas o las lentejas como se hacen en casa.
Yo, por otro lado, ahora que soy madre espero cocinar como una de ellas, e ir recuperando un poquito de tiempo para publicar algo de lo poco que cocino. Si no lo consigo, disculpadme; es por la mejor de las razones.