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miércoles, 29 de abril de 2009

El comienzo...

Si algo bueno tiene quedarse sin trabajo, es la cantidad de tiempo que tienes para hacer todas esas cosas que siempre has querido hacer, y que todos los desayunos pueden ser de domingo si te lo tomas con humor. Yo aprovecho, entre otras cosas, para cocinar todas esas recetas para las que nunca tenía tiempo, y buscando en Internet he descubierto cosas estupendas. Como aun no me siento capaz de competir con todos los blogueros cocinitas que voy descubriendo, comienzo por resumir lo mejor de lo aprendido, empezando por las direcciones (webs y físicas) más interesantes.
Lo primero, la inspiración y el aprendizaje; todo empezó por casualidad buscando recetas de pan, y así encontré el blog de Ibán, una auténtica maravilla que enseña no sólo como prepararte el mejor de los panes en casa, sino todo tipo de productos curiosos, ideas para cocinar en casa… y con unas fotos que dan hambre sólo con verlas. hay muchas páginas más, que iré añadiendo a la lista de links.
Cuando empecé a experimentar en casa surgieron las primeras dudas: ¿dónde comprar lo necesario? Poquito a poco fui encontrando sitios en Madrid donde encontrar la harina de fuerza, harina de otros cereales (espelta, centeno…) y todo tipo de ingredientes. Las mejores harinas, del Rincón del Segura, se pueden encontrar en Su despensa ecológica, un pequeño local situado en Manuela Malasaña 28 en el que además de esos productos puedes comprar un montón de especias, productos frescos, frutos secos, infusiones, etc. En el norte de Madrid está The Food Hall, una tienda especializada en productos británicos en el que se pueden encontrar algunas harinas buenas. Si no vives cerca de ninguno de estos sitios, también está la posibilidad de comprarla en algunas panaderías con producción propia, aunque a veces no la venden directamente al público, pero merece la pena preguntar. Por último, es interesante acercarse a los herbolarios, a veces se encuentran verdaderos tesoros.
Una vez provista de ganas y materia prima, empezó la diversión: al principio no todo sale como una quiere, pero poco a poco te vas acercando a ese momento maravilloso en el que por primera vez pruebas tu propio pan. Qué ilusión hace ese momento en el que (después de estar mirándolo cada 5 minutos, como si se fuera a escapar...) sacas el pan del horno, lo hueles, lo abres (las primeras veces no puedes esperar a que se enfríe!) y compruebas que... ¡ES PAN!