Sí, ya sé, es un plato muy verde. Le encantará a los amantes de las espinacas, y al resto... les recomiendo que le den una oportunidad, a lo mejor se sorprenden.
El esparregado es una guarnición portuguesa que se prepara con espinacas u otras verduras de hoja: también se hace con grelos, acelgas, coles y hasta con hierbas silvestres como la verdolaga. Es muy parecido a nuestras espinacas a la crema, una crema muy espesa (más que la que yo he hecho esta vez) que se prepara con la verdura cocida y rehogada y a veces una pizca de bechamel que la suaviza y le da cremosidad; el grado de "verdor", de triturado y la textura dependen del gusto de cada uno, así como las especias que se usen para prepararlo. Yo, para una ración para 2 personas he usado:
-1 manojo muy generoso de espinacas, porque se reducen mucho (también se pueden usar congeladas)
-1 diente de ajo
-1 cucharada escasa de harina
-leche caliente, aproximadamente 100-125 ml.
-sal, aceite de oliva, nuez moscada
Las espinacas se lavan bien y se ponen a cocer en un cazo con sal (yo no pongo agua, las espinacas sueltan un poquito y eso es suficiente). Cuando ya se han rendido del todo se pican bien y se rehogan con aceite y un ajo picado, con cuidado de que éste no se queme o dará sabor amargo.
Se añade la harina, espolvoreándola bien para que no se formen grumos, y se deja que se cocine un poco; entonces se agrega la leche caliente poco a poco, removiendo, hasta que la mezcla tenga la consistencia que queremos (teniendo en cuenta que al enfriar espesará algo más). Se corrige de sal y se añade nuez moscada, pimienta, o lo que más nos guste. Podemos dejarla así o batir, dejando una crema. Yo la prefiero más espesa pero esta vez la batí.
Preparé el esparregado con las espinacas que compré en el mercadillo de Badajoz, que se celebra los martes y domingos y al que me gusta ir de vez en cuando por los puestos de verduras y para comprar algún cacharro de cerámica para la cocina; no es precisamente un mercado con glamour (que nadie vaya esperando un mercado al estilo de los franceses, vaya), pero la verdura y la fruta suelen merecer la pena, tienen muy buen precio y a veces puedes encontrar productos que son raros en las tiendas convencionales, como las remolachas con hoja. Esta vez trajimos, entre otras cosas, muchas espinacas frescas y un buen puñado de tomates:
El postre, eso sí, viene del huerto: plantar fresas es de las cosas más fáciles y agradecidas, o eso me parece a mí (quizás estamos teniendo mucha suerte): no es que saquemos una producción enorme, pero sí continua: casi siempre que vamos nos volvemos con un puñadito de fresas bien maduras; esta vez las llevé a casa, pero lo que más me gusta es comerlas directamente allí, cuando todavía están templadas por el sol. Un verdadero lujo.