Páginas

martes, 25 de junio de 2013

Ensalada de garbanzos (de inspiración griega)

Es decir, con queso feta, pepino, tomate y aceitunas negras. No sé si los griegos hacen ensaladas de garbanzos, pero si es así a lo mejor se parecen un poco a ésta.
Hoy hay un poco de prisa porque toca hacer maletas, así que la comida y la entrada han sido rápidas: para una ración he usado un cuenco pequeño de garbanzos cocidos a los que he añadido un buen trozo de feta cortado en cubos, un tomate maduro muy picado y un pepino pequeño en rodajas; el aliño lleva las aceitunas negras muy picadas mezcladas con sal, aceite y vinagre de sidra. Podía llevar también cebolleta picada, hierbas frescas (menta...) hasta trozos de bacalao ahumado u otras cosas, pero esto es lo que había hoy. No sé cuál es el coste del plato, pero posiblemente hubiera encajado en el menú de 5eurosaldía :)

sábado, 22 de junio de 2013

Chicharro en escabeche

Otra de esas comidas para tener guardada en la nevera y lista para comer en cuanto se llega:
Los escabeches son un tipo de guiso muy típico de Extremadura; sin embargo ninguna de mis abuelas ni mi madre los preparaban, así que yo he aprendido a apreciarlos gracias a M.A. (y a su madre, que de vez en cuando nos manda unas ricas perdices), como pasa con algunos platos de casquería y otras cosas que he empezado a comer ya de mayor. 
En los recetarios extremeños que hay en casa hay muchas recetas de escabeches de pescado, algunas realmente complejas, con todo tipo de especias (¡canela!), cáscara de naranja y otros ingredientes, que me propongo preparar en breve. Lo normal es freír el pescado, después usar ese aceite para preparar un aliño con vinagre, vino, especias y verduras y regar con él el pescado. También hay otras en las que el pescado se cocina junto a el aliño, y oras en las que apenas se marina con él. Mi receta de hoy es de las penúltimas, y para una ración de 2 personas he utilizado:
-1 chicharro de buen tamaño
-1/2 cebolla (también se puede poner zanahoria)
-3 o 4 dientes de ajo
-1 o 2 hojas de laurel
-granos de pimienta (mejor negra, yo sólo tenía blanca)
-1/2 vasito de aceite de oliva
-1/3 vasito de vinagre de vino blanco
-un poco de caldo de pescado, o agua
-sal
Como con el escabeche el pescado se cocina poco tiempo, es conveniente congelar el chicharro unos dos días como mínimo para prevenir el anisakis, salvo que lo hagamos frito. Podemos preparar el chicharro en casa, o pedir al pescadero que limpie bien el chicharro de tripa y escamas, y que lo corte en rodajas gruesas (el mío dio 5 rodajas).
Se pica la cebolla en juliana; el ajo lo podemos dejar entero o picarlo también. Se ponen todos los ingredientes salvo el pescado en una cazuela que tenga el tamaño justo para que quepan los trozos de chicharro, y se deja hervir a fuego lento unos 10 minutos. Entonces se añaden los trozos de pescado salados, y se deja cocinar unos 5 minutos por cada lado, teniendo cuidado al darles la vuelta para no deshacerlos. Una vez frío se deja reposar como poco un día.
Si optamos por la versión en la que se fríe, se puede enharinar ligeramente, después se cuela el aceite y se usa para preparar el guiso. Creo que es una buena opción para preparar sardinas o pescados más pequeños, pero cuando ya son trozos grandes prefiero que el pescado se haga directamente con la salsa. En cualquier caso estará rico. ¡Y cuidado con las espinas!

jueves, 20 de junio de 2013

Gazpacho de remolacha

No es que una se canse del gazpacho de toda la vida, pero de vez en cuando viene bien variar.
Hay muchas recetas de gazpacho de remolacha, desde las más delicadas, como la de Martín Berasategui, que añade apenas 50 g de remolacha para 1 kilo de tomates, a las más salvajes como la de la Thermomix, que pone la misma cantidad de una y otro. A mí me gusta mucho la remolacha pero esta última receta me parece un poco excesiva, así que yo he tirado por la calle de en medio, y la mía lleva (cantidades aproximadas):

-800 g de tomates pera maduros
-200 g de remolacha cocida (unas 2 piezas medianas)
-1 pimiento verde italiano pequeño
-1/2 cebolleta o un trocito de cebolla (opcional)
-1/2 diente de ajo
-1 trozo de pan a remojo en agua
-aceite de oliva (1 chorro generoso) y vinagre de vino blanco (unas gotas, pero es al gusto)
-3 o 4 pellizcos de sal
-agua para ajustar la consistencia
También podía llevar pepino pero no tenía en casa. Como siempre, se baten todos los ingredientes, en mi caso poniendo por último el aceite y un poco de agua para ajustar. Esta vez he pelado los tomates, aunque normalmente los pongo enteros y después lo paso todo por un pasapurés. Al finalizar se prueba y se corrige de sal, vinagre... AL servir se puede poner un poquito de yogur, que va muy bien con la remolacha.
La cantidad de aliño, como en las ensaladas, depende de cada uno, yo lo prefiero con poco vinagre porque luego siempre se puede añadir más. Y en cuanto al ajo y la cebolleta, si se va a guardar el gazpacho para más tarde es mejor quedarse cortos, porque con el reposo se pone más fuerte de sabor.
-----
Hoy ha formado parte de una comida rápida: un cuenco de gazpacho y un sándwich de jamón y queso fresco batido en casa con un tenedor con aceite y sal. Unas cerezas extremeñas de postre, y ya está la comida. Ahora que parece que el verano llega de verdad, si es fin de semana, se deja el gazpacho hecho por la mañana y se puede ir uno a tomar el vermú tranquilamente...
O se guarda en una botella o termo bien frío, se preparan unas ensaladas, un poco de pan y queso cortado y un bote de hummus casero, se coge un mantel y unas servilletas y se va de picnic al parque más cercano...
Y después, se duerme la siesta bajo los árboles. 
(¡Feliz verano!)

jueves, 13 de junio de 2013

Mermelada de fresa y ruibarbo (¡de cosecha propia!)

Ya sé que estoy un poco pesadita con esto del ruibarbo, pero es el primer año que las plantas están listas para hacer una pequeña cosecha, y es lo que toca. El segundo año sólo se deben coger algunas pencas para dejar que la planta crezca y forme un rizoma grande, así que esta primera recogida ha sido más bien simbólica (unos 300 g., hay quien se ha reído de mi entusiasmo) y para estirarla y conservar un poco he preparado mermelada con fresas.
Con una producción tan escasa lo ideal hubiera sido una tarta, pero en ese caso lo hubiéramos disfrutado sólo en casa y yo quería poder darlo a probar a más gente; además, quizás para una primera cata es mejor probarlo mezclado con otra fruta, así se extraña menos el sabor. Reconozco que me dio un poquito de rabia haber tenido que mezclarlo con fresas porque el sabor no destaca tanto, pero de todos modos está muy buena. Para 3 botes pequeños y algo más usé:

-300 g de ruibarbo
-300 g de fresas
-350 g de azúcar, más o menos
-zumo de 1/2 limón
-1 trozo de manzana (o un hatillo con pieles y corazones de manzana)
-1 pizca de agua
Como en otras recetas de mermelada del blog, lavé y piqué la fruta y la puse a cocer con el resto de ingredientes a fuego bajo hasta que tuvo una consistencia adecuada (lo probé echando un poco sobre un plato muy frío). Antes había esterilizado unos botes de conserva hirviéndolos unos 10 minutos; envasé la mermelada aún caliente y, como esta vez alguno de ellos era para regalar, los cerré al vacío hirviéndolos otros 15 minutos dentro de la olla express (normalmente los pongo a enfriar boca abajo sin más).
... Y aquí la primera cosecha... Ya hablé hace unas poquitas entradas de cómo empecé a plantar el ruibarbo y contaba que sólo algunas plantas parecen haberse adaptado bien a este clima (lo de sembrar desde semilla hace que nazcan plantas muy distintas, así que se ha producido una especie de selección natural). Cada una de ellas es bastante diferente, algunas tienen pencas más abundantes, finas y rosadas y hay otra que tiene unas pocas pencas, enormes y completamente verdes. Me surgieron dudas sobre éste y otros asuntos, y seguí leyendo bastante y preguntando a quien sabe: entre otras Mai, que es maja hasta decir basta y hasta se fue al jardín a hacer una foto al suyo para comparar, ¡gracias otra vez guapa!
Así, descubrí que el color más verde o rosado puede depender de la variedad (y que todos son comestibles) o del método de siembra, ya que si se hace un cultivo forzado se obtienen pencas más grandes y rojas; esto se consigue privando a la planta de luz natural, y en UK se hace en grandes naves ciegas apenas iluminadas con velas o, a nivel casero, con unas preciosas campanas de barro. Quizás el año que viene me anime a hacer un experimento en este sentido.
La otra duda que tenía es acerca de si el ruibarbo se puede cosechar durante el verano, ya que había leído que no conviene hacerlo cuando los días se empiezan a acortar, esto es, después de San Juan, pero por motivos diferentes. Tanto para resolver esta duda como la anterior, me fueron muy útiles algunos links (en inglés), en el que aclaran que se suele respetar esa fecha pero no por la razón que yo creía (había leído que en el verano las pencas elevan su contenido en ácido oxálico) sino porque se deja a la planta "engordar" de cara al año siguiente y porque las pencas pueden hacerse algo más duras y fibrosas; en cualquier caso, parece que no pasa nada por recoger algunas pencas de vez en cuando a lo largo del verano, siempre que se dejen las suficientes hojas a la planta. Todo esto lo cuentan aquí o aquí
(Siento el rollo, aunque espero que le resulte útil a alguien si le da por plantarlo también... yo voy aprendiendo poco a poco, a medida que las plantas crecen, y el blog me sirve para recopilar todo lo que voy aprendiendo).

martes, 11 de junio de 2013

Esparregado de espinacas, y otras cosas

Sí, ya sé, es un plato muy verde. Le encantará a los amantes de las espinacas, y al resto... les recomiendo que le den una oportunidad, a lo mejor se sorprenden.
El esparregado es una guarnición portuguesa que se prepara con espinacas u otras verduras de hoja: también se hace con grelos, acelgas, coles y hasta con hierbas silvestres como la verdolaga. Es muy parecido a nuestras espinacas a la crema, una crema muy espesa (más que la que yo he hecho esta vez) que se prepara con la verdura cocida y rehogada y a veces una pizca de bechamel que la suaviza y le da cremosidad; el grado de "verdor", de triturado y la textura dependen del gusto de cada uno, así como las especias que se usen para prepararlo. Yo, para una ración para 2 personas he usado:

-1 manojo muy generoso de espinacas, porque se reducen mucho (también se pueden usar congeladas)
-1 diente de ajo
-1 cucharada escasa de harina
-leche caliente, aproximadamente 100-125 ml.
-sal, aceite de oliva, nuez moscada
Las espinacas se lavan bien y se ponen a cocer en un cazo con sal (yo no pongo agua, las espinacas sueltan un poquito y eso es suficiente). Cuando ya se han rendido del todo se pican bien y se rehogan con aceite y un ajo picado, con cuidado de que éste no se queme o dará sabor amargo. 
Se añade la harina, espolvoreándola bien para que no se formen grumos, y se deja que se cocine un poco; entonces se agrega la leche caliente poco a poco, removiendo, hasta que la mezcla tenga la consistencia que queremos (teniendo en cuenta que al enfriar espesará algo más). Se corrige de sal y se añade nuez moscada, pimienta, o lo que más nos guste. Podemos dejarla así o batir, dejando una crema. Yo la prefiero más espesa pero esta vez la batí.
Preparé el esparregado con las espinacas que compré en el mercadillo de Badajoz, que se celebra los martes y domingos y al que me gusta ir de vez en cuando por los puestos de verduras y para comprar algún cacharro de cerámica para la cocina; no es precisamente un mercado con glamour (que nadie vaya esperando un mercado al estilo de los franceses, vaya), pero la verdura y la fruta suelen merecer la pena, tienen muy buen precio y a veces puedes encontrar productos que son raros en las tiendas convencionales, como las remolachas con hoja. Esta vez trajimos, entre otras cosas, muchas espinacas frescas y un buen puñado de tomates:
El postre, eso sí, viene del huerto: plantar fresas es de las cosas más fáciles y agradecidas, o eso me parece a mí (quizás estamos teniendo mucha suerte): no es que saquemos una producción enorme, pero sí continua: casi siempre que vamos nos volvemos con un puñadito de fresas bien maduras; esta vez las llevé a casa, pero lo que más me gusta es comerlas directamente allí, cuando todavía están templadas por el sol. Un verdadero lujo.