Cuanto tiempo sin publicar, ya lo echaba de menos. He estado liada y todo lo que hacía me parecía simple para ponerlo, y de hecho tampoco hoy me he complicado mucho la vida, pero está rico, es fácil y espero que la idea le sirva a alguien.
La pasta se prepara como indique el paquete (en remojo o hervida). Mientras tanto calentamos 3-4 cucharadas de aceite y salteamos las verduras a fuego medio-fuerte (tienen que quedar algo enteras, no muy hechas) y, al final, las gambas. Añadimos entonces la pasta ya cocida, unas cucharadas de salsa de soja y removemos a fuego fuerte hasta que todo esté bien impregnado y empiecen a tostarse los tallarines. Servimos en un cuenco con el sésamo por encima.
¿El truco? Aparte de dejar las verduras en su punto, hay que ajustar bien las cantidades, especialmente de la salsa de soja, que puede estar muy salada. La pasta es bueno hervirla, por eso, sin sal. Por otro lado, hay que escoger el tipo adecuado de salsa de soja, porque las hay más ligeras, más saladas, etc... unas parecen más adecuadas para cocinar y otras como condimento. A mí para cocinar me gustan las más densas, que den color al plato, y si alguna vez la quiero menos contundente la aligero con agua.
Ahora es muy fácil encontrar estos productos en algunas grandes superficies y en comercios orientales en las grandes ciudades. Pero, por si alguien no sabe dónde ir, en Madrid se encuentran muchos y muy buenos comercios de este tipo en el mercado de los Mostenses y sus alrededores (mítico es el que se encuentra en el subterráneo de Plaza de España, uno se siente como si estuviera haciendo la compra en Blade Runner).
Por último, el plato admite muchas variaciones: se pueden cambiar las verduras, cambiar las gambas por pollo o cerdo, echar cacahuete picado, poner huevo para que esté más jugoso, etc, etc...