Lo de liarse a hacer pan lleva su tiempo, pero el paté es tan sencillo que me tiro de los pelos por no haberlo hecho antes; cada vez que voy a Portugal (o que lo encuentro en Badajoz, lo que por suerte ya es bastante frecuente) hago acopio de paté de sardina, que me ha resuelto bastantes cenas rápidas (pan, paté y una buena ensalada de tomate). Ahora ya sé que lo puedo hacer en casa cuando no lo tenga. Y está muy bueno.
Sólo se necesita:
-1 lata de sardinas en aceite de oliva, de buena calidad
-unas gotas de limón
Y para aliñar (opcionales, se pueden poner todos o ninguno, u otras cosas):
-una cucharada o dos de salsa de tomate (mejor si es espesa)
-unas alcaparras (1 cucharadita más o menos)
-pimienta
-tomates secos
-aceitunas
-hierbas o especias al gusto (eneldo, por ejemplo)
Se vuelca en un robot de cocina o picadora el contenido de la lata de sardinas, con aceite y todo, el limón y el aliño que queramos (a mí me gusta más con tomate, a M.A. con limón y hierbas; las alcaparras a los dos). Se bate bien hasta que queda bien triturado, cremoso aunque espeso. Se prueba y se corrige de sabor al gusto, echando más limón, tomate o hierbas si hiciera falta.
Si el aceite de la lata no es muy bueno podemos tirarlo y echar un buen aceite de oliva. Y una vez hecho se puede guardar en la nevera bien tapado con papel film, se conserva bien aunque se va poniendo oscuro, así que es mejor consumirlo pronto.
Es una receta estupenda para una fiesta o comida, se hace en un momento y se sirve con unos picos o un buen pan; nosotros lo pusimos en la comida de cumpleaños y a todo el mundo le gustó mucho.
Éste lo hemos comido con focaccia de tomate, que es igual a una receta que ya publiqué pero poniendo por encima unos tomates cherry cortados y despepitados, aceite, orégano y sal. Y no hace falta nada más.