Pero podría parecerlo:
Siempre me ha parecido extraña la falta de lugares en Madrid en los que poder comprar o tomar productos portugueses; afortunadamente esto está cambiando, y hace pocos meses M.A. vino muy contento a contarme que había encontrado una pastelería llamada Lisboa, en la que tenían entre otras muchas cosas pasteles de nata. Ahora cada vez que pasamos por allí paramos a tomar un café y algo más; hoy tenía que ir por allí por trabajo y a la vuelta he traído este pequeño botín:
Es una pastelería pequeñita y muy agradable, en el interior la madera oscura y el ambiente tranquilo hacen que te sientas un poquito en Portugal; además de los pasteles que yo he comprado tienen otros bollos de allá, entre ellos el bolo rei, el hermano portugués de nuestro roscón.
Los que yo he probado están bastante buenos (a mí me gustaría que los pasteles de nata los tostasen un poquito más por abajo, pero como dice M.A. yo soy un poco pijotera para estas cosas). Es una suerte poder encontrar estas cosas en Madrid, para los que de vez en cuanto tenemos algo de saudades del país vecino o para todos aquellos que nunca han ido y se preguntan cómo es y a qué sabe un natas.
No sé si ha sido moda o casualidad, pero poco tiempo después abrió relativamente cerca Real Cake, también dedicada a vender pastelería portuguesa, aunque con otro planteamiento. Son dos sitios diferentes: el primero es más singular y más tranquilo, para sentarse allí a probar alguno de los pasteles que exhiben con un buen café y a lo mejor hasta hablar un poco con el dueño, un señor portugués callado pero simpático; el segundo invita más a comprar para llevar, con mucha variedad, aunque quizá no tan auténticos. Pero no se trata de elegir uno, sino de celebrar esta novedad y que cada vez hay más oportunidades para encontrar y probar aquí en Madrid algunos sabores portugueses: estos dos, y alguno más que me han chivado y que espero probar en breve.