Una receta en proceso, aún tengo que mejorarla, pero buenos de todos modos. Estos bollos se parecen ligeramente a algunos dulces tradicionales extremeños, pues muchos de ellos se hacen también con masas levadas enriquecidas con grasa (manteca, mantequilla o aceite) y se aromatizan con anís, aunque la receta que yo he seguido hoy no se corresponde exactamente con ninguna de ellas.
Yo quería unos bollos con cierta consistencia y no demasiado dulces, para desayunar, y lo que he hecho (precisamente como en muchas de esas recetas) es partir de una masa sencilla de pan (harina, agua, levadura y sal) y añadir algo de aceite de oliva, azúcar y semillas de anís. Como no lleva huevo ni leche y la cantidad de aceite es pequeña no son unos bollos tiernos, están realmente más cerca de un pan que de un bollo, aunque en la imagen no lo parezca. La próxima vez quizás los haga algo más enriquecidos, pero en los de hoy usé:
-500 g. de harina de fuerza
-agua (aproximadamente 325-350 g., pero no lo medí)
-3-4 g. de levadura seca (equivale a unos 10-12 de levadura fresca)
-10 g. de sal
-4 cucharadas de azúcar
-1 cucharada de semillas de anís
-aceite de oliva (tampoco medí, aproximadamente 1/2 taza)
Preparé un prefermento el día antes mezclando parte de la harina y el agua y un pellizco de levadura, pero esto es opcional. Se mezclan todos los ingredientes excepto el aceite, añadiendo el agua suficiente para que quede una masa no demasiado pegajosa, y se amasa hasta que está lisa y elástica (yo lo hice con varios reposos). Entonces se añade poco a poco el aceite y se sigue amasando hasta que está bien integrado. Se deja reposar en un recipiente aceitado hasta que doble el volumen.
Se divide entonces en 10-12 bolas y se dejan reposar de nuevo hasta que doblen de nuevo. Se pincelan un poco con leche o huevo, se espolvorea azúcar y unas pocas semillas más de anís y se hornean unos 25 minutos a 220º, o hasta que estén dorados.