Lo que no debe faltar nunca en la despensa. En épocas de exámenes podía alimentarme varios días sólo con pasta y tomate, pero al menos aprendí a hacerla yo para que tuviera algo más de gracia. Desde entonces no soporto las compradas, así que de vez en cuando toca remangarse bien, ponerse manos a la obra y preparar unos cuantos botes. Merece la pena.
Hay varias maneras de preprararla. Por supuesto, la mejor siempre es con unos buenos tomates frescos pelados y troceados, pero se pueden conseguir buenos resultados con unas buenas conservas de tomate (triturado, entero o, como en mi caso, combinando ambos). Lo de la marca del tomate es fundamental, en Italia tienen suerte y casi todo el tomate envasado que venden está muy bueno (más espeso y menos ácido) pero aquí el tomate triturado se parece más a un zumito, así que hay que elegir bien. Yo he probado varias y la marca que más me gusta es Cidacos.
Aparte del tomate, sólo nos hace falta aceite, sal, un poquito de azúcar y paciencia. El truco para la salsa es tenerla mucho tiempo a fuego muy lento para que reduzca y se haga un poquito más dulce, así que basta poner un poquito de aceite en una buena cazuela (mejor que sea un poco honda, porque salpica y mancha mucho), añadir el tomate (fresco troceado, o la conserva elegida) y dejarlo rehogar removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Si hay trozos grandes, los vamos aplastando con el canto de la cuchara, y también podemos triturarla después. Yo suelo añadir la sal al principio (poca, y luego corrijo) y el azúcar al final, sólo si hace falta. Según el uso que le vayamos a dar la dejaremos más o menos espesa, en general yo lo aparto cuando veo que ya no queda nada de agua y al pasar la cuchara por el fondo la salsa no cubre la huella demasiado pronto (depende de la cantidad y el tomate elegido puede ser hasta más de una hora). Luego envasamos aún caliente en frascos hervidos y a guardar.
Variaciones. Tantas como cocinas y recetas. Yo en esta tanda he puesto ajo muy picado y hierbas, otras veces pongo cebolla y pimiento como hace mi madre, a veces mucha albahaca, etc. Pero también está muy buena con anchoas, con aceitunas picadas, con un poquito de cayena, y a veces hasta le he puesto curry u otras especias (ya en frío) si la voy a usar de guarnición. También tengo ganas de preparar un día la famosa passata italiana, cocinada casi sin aceite durante largo rato hasta quedar muy concentrada, mmm!
Que ricas las salsitas de tomate caseras.......lleva un ratito hacerlas pero luego compensa!!!
ResponderEliminarOye, ya tubiste que batir como una loca para que te saliera mantequilla...jajajjaja Super-interesantes los enlaces que nos pones, por fin se lo que es el "buttermilk"!!!
Besitos y buen finde!
Epa! la salsa de tomate es un "must" en casa, pero yo siempre con abundante cebolla roja, un poco de pimiento verde y una zanahoria. Antes lo dejaba en botes de cristal, como conserva, pero hace años que hago varios kg de una tanda y la congelo. Respecto a las marcas, curiosamente yo siempre uso la marca eroski, es la que más me gusta...
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes mucha razón, no hay nada como una buena salsa de tomate casera para acompañar la pasta, y es que se nota y mucho la diferencia. Es una salsa genial porque como bien dices admite muchas variaciones; a mi me gusta jugar con las especias y hierbas sobre la marcha, y a veces añadirle alguna verdura picadita fina.
ResponderEliminarUn abrazo
Es verdad no hay comparación entre una casera y la comprada...y le puedes poner lo que quieras...
ResponderEliminarbesos
Hola!
ResponderEliminarLore, sí que compensa, sí. Lo de la mantequilla... fue con unas varillas eléctricas, por eso me pasa tan a menudo!
Intxaurtsu, qué bueno, nunca se me había ocurrido congelarla! La del eroski no la he probado, veré.
Akane, yo también voy variando la receta, siempre queda bien.
Nuria, a mí de pequeña me encantaba la comprada, pero ahora es que no dejo ni que entre en casa!
B*